jueves, 5 de septiembre de 2013

Capítulo 4:

Aquel lugar rezumaba paz y tranquilidad aunque tú fueras con miedo y prisas. La cascada era tan azul como el cielo, con destellos parecidos a las estrellas, igual que este.
El río estaba bordeado de árboles, unos más altos, otros más bajos, unos más verdes y otros menos, pero todos daban la misma paz y sensación de...como decirlo...era sentirse seguro, sentir que no te iba a pasar nada mientras estabas allí, aunque quizás estaba equivocada. Todo árboles salvo por un pequeño espacio que parecía estar echo para nosotros.

-¿Vamos a bañarnos? - me susurro Jake en el oído, cosa que hizo que la piel se me pusiera de gallina.
-Vale - por suerte Peter no estaba, ya que este hubiera dicho algo como: no, vaya a ser que os arrastre la corriente o algo así. Cosas que podrían pasar, pero el agua estaba muy calmada para eso. Había ido a por leña para encender un fuego, eso hizo que me acordara de una cosa - Jake, ¡no tenemos bañador!
-¿Quién ha dicho que necesitemos un bañador? - me dijo señalándose...en ropa interior.

Me quité todo y me quedé en braguitas y sujetador y me tiré al río, ya que al parecer Jake no había podido esperarme. El agua estaba helada, como las películas en las que los protagonistas se bañaban en hielo, así se sentía.

-¿No te puede todo esto? - le dije en un acto de desesperación después de pensar en todo lo que llevábamos arrastrando tras un par de días.
-¿El qué?¿Esta situación? Quizás la vida sean sólo eso, situaciones. Pero sean como sean hemos de afrontarlas y vivirlas - eso hizo que pensara en todo de otra manera, pero aún así...
-¿Qué hay de mis padres? Han muerto injustamente, ¿también he de aceptar eso...esa situación?
-Nadie dijo que el mundo fuera justo, pero no puedes hacer otra cosa, no puedes ir llorando por los rincones y lamentándote porque no pudiste hacer nada, tienes que honrar sus nombres. Tenemos que aprender a vivir el día a día, porque mañana todo puede ser totalmente diferente - parecía como si él creyera verdaderamente en todo eso, como si él sólo hubiera sacado esas conclusiones - la vida es como un reloj de arena - dijo mientras hacía como si sostuviera algo en su mano derecha - no podemos dejar que toda la arena se consuma sin haber echo nada...importante.
-¿Algo importante como qué? Siempre he vivido abrumada por eso de que hay que hacer algo en tu vida, de que no puedes dejar que se te escape, pero no te lo ponen nada fácil.
-No se trata de hacer algo importante para otra persona, o sí, pero es más hacerlo por ti mismo. Con ser feliz, basta. El mundo puede ser oscuro, pero siempre queda un haz de luz.

En ese justo instante, Peter volvió dando traspiés debido a un par de troncos que se le habían caído por el camino. No me dí cuenta de que Jake ya se había salido del agua, no quería problemas con Peter, y justo cuando iba a agarrarme a la hierba de los bordes del río, la corriente creció y fui arrastrada por esta, que parecía amenazar con llevarme al mismísimo mar.
Lo demás fue agua, golpes, un mareo incesante, un agudo dolor de cabeza como el aguijón de una avispa clavado en mi sien y una gran pregunta: ¿ahora qué? Pero no, todo no había acabado allí, no podía ser, no había echo nada en toda mi vida, ni siquiera ser feliz, tenía que seguir luchando. Con las pocas fuerzas que me quedaban alzé los brazos y pude salir a tomar una bocanada de aire, y divisé un gran tronco en medio del camino que iba a estrellarse contra mí si no hacía algo, así que levanté los brazos ya llenos de cortes y heridas gracias a las piedrecillas y la arena que arrastraba el río, y me agarré como pude a este mientras pensaba como iba a salir de aquella. Tenía poco campo de visión, giré el cuello, que tras un leve 'clark' que provocó un agudo grito  mío, pareció poder moverse, y ví que podía arrastrarme hacía la orilla agarrada al tronco, pero me iba a costar mucho.
Así que empezé a moverme lentamente, arrastrando los brazos por el gran tronco, arrugado y lleno de astillas que se me clavaban en las heridas de los brazos provocando alaridos salir de mi garganta. Dos arrastres más y podría llegar al borde del río. Volví a arrastrar los brazos entre gritos, la cabeza me zumbaba y el dolor de mis piernas al luchar en contra del agua ya empezaba a ser insoportable. Una vez más, y con un gran dolor de estómago y todo el cuerpo raspado por el viejo tronco, me agarré al borde con las pocas fuerzas de las que disponía y conseguí salir del río, de aquel agujero que intentaba tragarte y escupir tus huesos después de devorarte.

Pero, ¿y Jake?¿Y Peter? Pensé justo antes de caer en un profundo sueño, lleno de un torbellino de desagradables pensamientos.

Cuando desperté tenía todas y cada una de las partes de mi cuerpo entumecidas y dormidas, y las magulladuras no eran pocas. Cuando me incorporé sentí un pinchazo en la cabeza que no cesó hasta que me levanté, cosa que no fue buena idea debido a que el mareo hizo que por poco me cayera de bruces si no fuera por el árbol que tenía al lado, y todo eso sin contar que iba en ropa interior mojada y estábamos en pleno invierno. Si no moría de infección moriría de hipotermia.
Decidí adentrarme en el bosque después de beber un poco de agua de aquel maldito río que había provocado este desastre en mí. Me dispuse a caminar hacia la derecha, o eso creía ya que mi sentido de la orientación en esos momentos era nulo. Iba tambaleándome entre los árboles mientras pensaba si no habría sido mejor haberme quedado donde estaba y esperar a que Peter y Jake llegaran, pero no, tenía que luchar más. ¿Quién me diría a mí hace una semana que iba a estar andando por el bosque perdida, en ropa interior y empapada? Caminé, caminé y caminé sin encontrar señales de vida de Jake y Peter, ya que señales de vida si había encontrado, y concretamente de un par de exterminadores que tuve que evitar tras unos matorrales.
Entonces oí un par de voces acercándose y corrí hacía ellas pensando que eran Peter y Jake, pero no, no lo eran. Eran los dos mismos exterminadores de los que me había escondido hace un tiempo. Sólo que ahora los tenía enfrente mía, acompañados de dos grandes perros marrones. Decidí echar a correr hacía el otro lado cuando los dos perros me persiguieron, y justo cuando empezaba a perderlos de vista, me desmayé. Dejando mi vida en manos del destino.

8 comentarios:

  1. Oh dios, cómo nos dejas así?? Quiero saber que le va a pasar a la pobre, jo. Me ha encantado, adoro como escribes. Sube cuando puedas, un besote! <3

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Me encanta! Quiero leer más sobre Rose, Peter y Jack! Por favor, sube más. No nos puedes dejar así, sin saber que pasa con Rose, sin saber si la encuentran los exterminadores o si al fin se encuentra con su hermano y con su nuevo "amigo" :( Espero que te vaya muy bien, y que tengas mucha suerte :)

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  4. Gracias, estoy a puntito de subir el capítulo 5. Por cierto, intenté dejarte un comentario en una de tus entradas pero no me dejaba.

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  5. Genial, esperaré ansiosa el capítulo 5!!!
    Ah no? Pues nose porqué.... :S

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  6. Me encanta tu blog, me he creado uno, pasate pliis
    Besos:
    -Pat-
    http://elreinodelasmentiras.blogspot.com.es/

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