Lo
último que recordaba era un dolor agudo posterior a un golpe sordo
en mi cabeza contra lo que probablemente sería el capó de un coche,
después todo fue oscuridad.
Cuando
abrí los ojos todo se movía y lo primero que vi fue un suelo de
tierra y piedras que repiqueteaban contra unos neumáticos del camión
en el que yo estaba montada. Era un compartimento cubierto para el
conductor y el copiloto y un maletero descubierto en el cual estaba
yo.
No
sabía como ni quién me había metido allí, pero podía
imaginarlo...Tenía que salir de allí cuanto antes, pero mis
párpados seguían siendo pesados. Cada vez que los cerraba un dolor
agudo se pronunciaba en mi sien y me sumía en la oscuridad, pero
no...Tenía que huir, aunque fuera lo último que hiciera.
Me
puse de rodillas y me incliné mirando hacia fuera, podía saltar sin
hacerme apenas daño. Ese 'apenas' se podía utilizar en esas
situaciones ya que seguro que el golpe de la caída no sería
proporcional al dolor que sentía ahora mismo por todo el cuerpo,
exceptuando mis pies, los cuáles estaban dormidos (no sabía si esto
era una ventaja o una desventaja).
No
había tiempo de más así que me apoyé en el borde y saqué todo mi
cuerpo, una vez apoyada en este, salté.
Seguro
que no había peor forma de tirarse de un camión en marcha. Había
caído de pie, lo que había provocado un gran dolor en mis tobillos,
y el impacto contra el suelo hizo que mis pies se tambalearan y
cayeran, haciendo que yo cayera con ellos. Para luego acabar rodando,
lo que hizo que mis costados se estremecieran debido a las
magulladuras que las piedras hacían en ellos. No estaba segura de
que los costados pudieran estremecerse, pero en ese caso hicieron una
excepción.
Gracias
a lo rápido que el camión iba, no me oyeron...Pero no tardarían en
darse cuenta de que allí faltaba algo, una de las dos personas de
una familia que les había contradecido en la ley de su departamento.
No podría ser tan fácil.
Tenía
que levantarme, tenía que andar, tenía que seguir, mi mente en esos
momentos era un torbellino. Como cuando escuchas una canción que
nunca habías escuchado y empiezas a ver imágenes en tu mente,
pasando borrosas y disipadas, marchitas por el paso del tiempo, y de
repente, asocias un sentimiento a esa canción y te das cuenta de que
sí, de que ya la habías escuchado. Si a eso le sumaba el
impedimento de caminar a causa de mis tobillos, todo empeoraba.
Cerraba
los ojos una y otra vez mientras me retorcía por el suelo. ¿Se
puede saber qué haces, Rose?, eso era lo único que me repetía,
¿vas a echar a perder todo el esfuerzo de tus padres?
–¿Estás
bien? – una voz me repetía la misma pregunta una y otra vez
mientras me zarandeaban de los hombros. Yo no sabía...No podía
responder. Mi voz no articulaba sonido. Me sentía inútil, sentía y
escuchaba pero hasta ahí llegaban mis posibilidades.
Cuando
abrí los ojos lo primero que vi fueron árboles, las copas de los
árboles. ¿Y Peter? ¿Y...Jake?
–¡Rose!–alguien
gritó mi nombre pero no estaba en mi campo de visión–¡Rose!–
era Jake, ¡al fin! El pelo le había crecido en estos tres días, le
llegaba casi por los hombros y le brillaba más que nunca. Su gesto
parecía cansado, pero también feliz.
–Hola,
Jake–murmuré mientras intentaba incorporarme.
–No,
no hagas esfuerzos–me dijo–¿sabes? Lo hemos pasado mal, ha sido
una locura…podrías haber tenido más cuidado–dijo tocándose el
pelo en un gesto de desesperanza.
Ese
comentario me dejó helada, jamás imaginé a Jake de esa manera,
pero no tenía fuerza para empezar una discusión, de todas formas me
negaba a que Jake pensara así.
–¿Cómo?
Jake, no te entiendo–le dije titubeando–¿crees que yo he elegido
esto? ¿Crees que yo quería que esto pasara? Mi vida estaba bien tal
y como estaba antes, no necesitaba que mi madre muriera, ¡no
necesitaba conocerte!
–¿Enserio
tu vida estaba bien como estaba antes? ¿Con tu familia machacada por
el gobierno de tu departamento? Podrías haber tenido más cuidado.
–Jake,
lo que pasó no lo hice queriendo.
–¡Rose,
por fin!–era Peter, que se abalanzaba hacia mi emocionado.
–¿Cuánto
tiempo he estado inconsciente?
–Dos
días, pero nos hemos alejado de los caminos, ven, tienes que comer.
El
sonido del chisporrotear del fuego, la madera consumida por este y el
agradable y cálido olor a ceniza hacían que mi sensación de sueño
fuera aumentando. Llevaba tanto sin comer que creía que la sensación
de estómago lleno no iba a volver a invadirme.
–Oye,
Rose, ¿te pasa algo con Jake?–dijo acercándose para que este no
nos oyera.
–No,
no es nada...–no sabía si debía contarle lo que había pasado a
Peter o no. No quería que mi hermano hiciera que este tuviera que
irse–verás, antes estaba frustrado y me ha dicho que debería de
haber tenido más cuidado, la verdad es que no me ha sentado muy
bien.
–Habla
con él porque no parece muy animado.
No
sabía como empezar aquella conversación. No era de esas personas
que sabían llevar las riendas.
–Jake,
¿por qué te has puesto así antes?–le dije casi murmurando,
esperando que no hubiera escuchado mi pregunta.
–Ya
te lo dije, tenías que haber tenido más cuidado.
–Jake,
¿por qué dices eso? No quiero enfadarme contigo otra vez, no hagas
que pase.
–Si
te hubiera pasado algo esto no seguiría igual, Peter hubiera...
–¡Deja
de decidir por los demás!-gritó.
–¿Es
que no lo entiendes? ¿No entiendes por qué digo esto? ¿De verdad
no entiendes nada?–dijo desesperado.
–Jake,
no entiendo nada, ¿quieres decir que todo esto ha pasado por algún motivo? ¿por qué nadie me cuenta nada? ¿sabéis? Sé que vosotros sabéis todo sobre este asunto, y yo no sé casi nada. No sé que hacían mis padres para burlar la ley, no sé quiénes son los familiares a los que vamos a ver, ni siquiera sé quién eres tú...¡y nadie me cuenta nada!–dije gritando a pleno pulmón.
–Rose, deja de chillar–dijo Peter acercándose.
–Peter, ¿qué es lo que hacían papá y mamá para burlar la ley? ¿quién es la familia a la que vamos a ver?–dije agitando los brazos–no sé nada de este asunto.
–Rose, no debes saberlo–me agarró del brazo y me alejó de Jake–Rose, Jake no es trigo limpio y si te lo cuento todo puede que tú se lo cuentes a él, ¿lo entiendes?
–¿Cómo sabes que él no es trigo limpio? Ah, espera, eso tampoco me lo puedes contar.
–Rose, confia en mi.
De
verdad que no sabía de que hablaba Jake, no entendía que quería
decir. No entiendo por qué le costaba tanto decirme qué le pasaba.
Después de estar casi una semana sin saber nada de Jake que me
dijera cosas así no me sentaba nada bien. Ahora las cosas estaban aún peor si podían estarlo. Al haberle preguntado a Peter, lo único que tenía eran más y más dudas.
–Rose,
descansa.
–Peter,
hay que alejarse de aquí. Es imposible que después de saber que me
he fugado lo dejen todo como si nada. Estarán buscándonos más que
nunca.
–Rose,
tengo que contarte algo.